Debido a mi interés por los rastros y vestigios que dejamos como humanidad, en este caso por los extravíos de lenguajes determinados, fui invitado a participar como colaborador por parte de José Luis Romero. Basado en los imaginarios y las complejidades sociales que significa ser hablante de la lengua náhuatl, en la zona norte de San Pablo del Monte, Tlaxcala. El proyecto se centra en la premisa de que la comunidad ha dejado sistemáticamente de utilizar su lengua original, lo que implica una pérdida significativa de su identidad cultural. La metáfora “lengua del diablo” hace referencia a su connotación negativa. El proyecto plantea preguntas relacionadas al tema y le permite reflexionar a la comunidad sobre el valor de la lengua, intentando darle un nuevo sitio dentro de la comunidad.